dimecres, 27 de juny del 2018
EL ESPECTÁCULO
Nos deja el mundial de fútbol de Rusia imágenes, no para la historia, sino para el cotidiano miedo a la ralea de quienes ocupan los palcos en los estadios. Si el partido inaugural fue presidido por el ruso Putin y el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamad Salman, ayer hubimos de ver la ignominiosa conducta del exjugador argentino Maradona. Para no hacer de esta nota una queja amarga, sólo me preguntaré por qué si las televisiones tienen como norma no ofrecer las carreras de un espectador que se cuela en el campo en persecución de un jugador, se recrean con las evoluciones de dos mandatarios haciendo ver que la representación sobre el césped es un educado juego de tronos o las de un exfutbolista extraordinario que nunca fue un deportista ni es persona de ejemplo a seguir por los jóvenes y sí a perseguir por los adultos. Nada sabemos pero todo lo intuimos. Y el fútbol..., ay, el fútbol como inyección intravenosa.
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