dilluns, 18 de juny del 2018
LOS PUNTOS SUSPENSIVOS
¿Quién no conoce a un hombre versado en todas las disciplinas del saber, que todo lo juzga carente de interés, talento o fin adecuado, pero que nunca acaba una frase ni un pensamiento porque es tan grande su verdad que en la boca el embudo le impide pasar más palabras que las justas para alcanzar el sobrentendido? ¿Quién no tiene al alcance a un polímata aficionado generosamente dedicado a desasnar al amigo, al incauto del bar o el trabajo a cambio de nada, o si acaso por las migajas de la atención y secreta admiración a que se hace acreedor a diario? Ved de no forzar en él los diálogos; dejad que los puntos suspensivos hagan su trabajo. "Al saber le llaman suerte, decía mi padre", le digo yo a mi sabiondo de proximidad, pero solamente para estimularlo. "¡Ay, si yo hablara!", responde al instante. "Pues habla", repongo. Y él, desafiante, puntualiza: "..."
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