dimecres, 29 d’agost del 2018
EL IMPERIO ÁRABE DE PERICO
En estos días se disputa la 'Vuelta ciclista a España'. TVE, como es habitual en los últimos años, cuenta entre sus comentaristas con el exciclista Perico Delgado. Si como deportista fue laureado y caía bien a todo el mundo, como especialista deportivo hemos agradecido que un entendido en la materia nos enseñe a ver, algo poco habitual en este endemoniado patio de Monipodio en que los ignorantes osados hablan de cualquier materia sin estar avezados. Sin embargo, la confianza, y no la curiosidad, mata al gato. Delgado, acostumbrado a la mirada de la cámara y, sobre todo, ensoberbecido por el respaldo incondicional de la audiencia, se atreve a elucubrar en temas que desconoce sin que parezca importarle lo más mínimo. Hablar sobre lo que no se sabe es, además de ridículo, una falta de respeto a quien escucha y a quienes sí saben y nadie les consulta. Si cualquier desavisado pretendiese dar lecciones sobre cómo atacar un puerto o cualquier aspecto del ciclismo, él juzgaría la intromisión con severidad. Ayer, mientras la "serpiente multicolor" atravesaba la ciudad granadina de Santa Fe (por cierto, la palabra monosílaba 'Fe' la escribían con tilde), Perico no sabía cómo referirse al reino nazarí de Boabdil el Chico. Tras varios intentos, acabó por denominar "imperio árabe" al que fuera último Emirato o Sultanato de Granada. Delgado lo dijo como quien acepta "pulpo como animal de compañía" y esbozando una sonrisilla entre burlona y resignada a la evidencia de la incultura y falta de discreción demostradas. Ay, cuán extemporánea resulta siempre la combinación del desconocimiento y la seguridad que da la conciencia de pertenencia a una sociedad y una cultura pretendidamente superiores. El ciclista Perico valía un imperio, el mismo que ahora busca, sin éxito, en el cajón de sastre de su cultura y de la incuria.
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