dilluns, 27 d’agost del 2018

LA SOLEDAD DEL APRESADOR

El apresador está triste, no tiene quien le defienda. Sus amigos no lo son tanto, sino interesados voceadores de otras causas para las que la tranquilidad del apresador es, sin embargo, imprescindible. Ay, una lágrima permanece en la arena desde que la llora el apresador. Él quiere, como "manos limpias", manos libres para ordenar prisiones sin ser juzgado, sin ser removido y hasta sin ser visto. Él quiere poder querer y que los demás, si quieren, no puedan. Ay, apresador que apresas, como aquel pintor que pintaba iglesias; nunca te acordaste de apresar a uno de los vuestros. ¿Por qué desprecias la razón ajena cuando ordenas perseguir a los que no constan en tu agenda de amistades? Apresador, sabe que no estás solo, a pesar de todo, están contigo todos los que por ti a la sazón solos están. Islas y más islas de soledad, apresador: ¿qué archipiélago quieres crear?

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