dimarts, 28 d’agost del 2018

LA FOTOGRAFÍA Y EL MOVIMIENTO

Veo casi por sorpresa a mi amigo Carlos-Esteban en una fotografía. Digo que es él porque así lo asegura, pero en verdad está tan camuflado que no parece él. La instantánea fue tomada en el Naranjo de Bulnes (Asturias), adonde había ido a parar con unos amigos suyos avezados en la escalada. Inevitablemente, pensé en César Pérez de Tudela, un reconocido alpinista español que a principios de los años 70' se hizo muy popular a través de TVE (Pérez de Tudela había coronado cuatro veces el Naranjo y previamente en dos ocasiones había llegado en solitario a la cima del Aconcagua). Durante el tardofranquismo, el Movimiento fomentaba la aparición de personajes singulares en la única televisión del Estado a fin de consolidar la idea errática de que España era "diferente" al resto del mundo, única en su especie. De acuerdo con un refrán, lo que no iba en lágrimas iba en suspiros; o dicho de otra manera, eso de la democracia y las libertades eran sofisticaciones de la Europa de los melenas, las baterías y la mantequilla a gogó. En España todo se lograba por la fuerza del genio: el más veloz de los motociclistas del mundo (Ángel Nieto), el más fino tenista (Manolo Santana) o el golfista con el mejor swing (Severiano Ballesteros) surgían sin la necesidad de gastar un céntimo en circuitos, pistas de tenis o campos de golf. El talento era cosa española. Junto a estos deportistas de asombrosa e insólita maestría, la televisión franquista emitía concursos en los que mostrar las excelencias de sencillos españoles de a pie herederos del genio patrio, que de forma natural personificaban "la mamá del millón", "el hombre de los pájaros"... Y las nuevas generaciones prometían un futuro más exitoso, si cabe. Así, por doquier aparecían niños prodigio, casi siempre en el mundo de la canción española y la escena, claro, como Pablito Calvo, Marisol, Joselito o Rocío Dúrcal. El paternalismo de la autarquía (ya en irreversible proceso de apertura al exterior) y la ranciedad de las autoridades se mezclaban sórdidamente con el ruido que despedían las alcantarillas, en cuyo interior iban creciendo a la par la democracia y su corrección represiva como los champiñones en las minas. Si el mayo del 68' fue un episodio violento propiciado por el libertinaje europeo, una demostración de los peligros de la libertad, la carrera espacial, y la llegada a la luna particularmente, no pasaba de ser una prueba de que el sol era propiedad exclusiva de la católica España y los desolados y pobres extranjeros debían conformarse con salirse de los límites del planeta en busca de lo que finalmente no encontraron en la soledad del satélite de la Tierra. España era España. La tautología era el elogio por excelencia, por su excelencia el... Así que al ver a Carlos-Esteban en tan solazada actitud he pensado en que lo único que no ha cambiado en esta historia es la presencia del pico asturiano, siempre a la espera de merodeadores cejudos, lampiños, severos, risueños; hombres desafiadores, en cualquier caso, dispuestos a llevar vida a un cielo exánime o en exceso roncero.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada